Racing Club El Primer Grande

El Análisis: Dos cambios de imagen

La influencia de Mostaza Merlo se vio en el planteo de juego del equipo en general y en el transcurso del último partido en particular.

Todos, hasta Luciano Vietto con la responsabilidad de mostrar actitud para la recuperación de la pelota (Foto Olé)

El primer cambio ya se había vislumbrado en el partido con Vélez y se confirma en este último con Olimpo. Son modificaciones generales en la forma de jugar. Se pudo observar mayor agresividad, una presión fuerte y se puso el sacrificio y la actitud por encima de todo. Se optó por incorporar juveniles con «hambre». Los Rolheiser, Campi y Saveljich reemplazaron a los Pelletieri, Migliónico y Cahais. Si bien no hubo grandes producciones futbolísticas, los dirigidos por Reinaldo Merlo mostraron un temperamento que le será difícil de quebrar a muchos rivales.

El esquema elegido fue un 4-4-2 bien marcado. José Luis Gómez y Gastón Corvalán parecen consolidados en los laterales. A un experimentado como Fernando Ortiz se le colocó al lado un central veloz como Esteban Saveljich. El mediocampo quedó poblado de recuperadores con Diego Villar, Bruno Zuculini y Gastón Campi (o Leonardo Rolheiser). Rodrigo De Paul ayuda por banda también aunque no sea de su comodidad. En el frente de ataque, con la vuelta de Valentín Viola, la dupla con Luciano Vietto parece inamovible. Todo esto quedó lejos de la propuesta de Carlos Ischia que intentó que Racing jugara con posesiones largas y con mayoría de jugadores con buen pie.

El otro cambio de imagen fue el que se produjo en el encuentro en Bahía Blanca y que inclinó la balanza para La Academia. Un primer tiempo poco claro por la cantidad de lluvia que caía en el sur bonaerense y también por la falta de juego. El control del partido hasta el cierre del periodo inicial fue para Olimpo. Racing no le causaba ningún problema al ataque rival y los tiempos de posesión propios eran insignificantes. Había desesperación. Se quería terminar la jugada antes de comenzarla. Y así se hizo difícil.

Lo positivo fue que en el segundo tiempo paró la tormenta. No sólo la eléctrica sino también la futbolística. Mostaza mandó a presionar en campo contrario y cortar el circuito de juego de Olimpo desde el arranque de la jugada. Esto le otorgó aire al equipo para poder contar con mayores posesiones y jugar con más tranquilidad. Pasamos a tener más la pelota. Sebastián Saja tuvo que participar mucho menos del juego y los rapiditos se soltaron. Esta tendencia fue aún más marcada luego del tanto que marcó Zuculini. Incluso estuvimos cerca de aumentar el marcador.

Estas modificaciones en las tendencias de juego marcan lo que parece ser el sello de esta nueva etapa. Esperemos que se hayan terminado esas tardes sin alma, esas noches en las que habían jugadores en la cancha que parecían no jugar. Para comenzar a hablar de fútbol hay que logar actitud y Mostaza lo tiene en claro.

Por Gabriel Espósito / @GEsposito85

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