
Racing ganó el primer duelo ante Botafogo.
Si uno pensaba en la previa ganar por 2 a 0 firmaba sin ninguna duda. Pero una vez transitados los 90 minutos, en el Presidente Perón quedó la sensación que se podía haber ganado por más. Pero en realidad esta primera final tuvo una certeza: El hincha estuvo representado adentro del campo de juego.
Porque así se juega una verdadera final. Soñando con que los once futbolistas aman el escudo tanto como vos. Y eso lo llevó a no dar ninguna pelota por perdida nunca. A correr todo el tiempo aún sin mucho aire. A levantarse a pesar de recibir un tremendo golpe.
Eso fue Racing ante Botafogo. Salió al campo decidido a llenar la cancha de futbolistas, a matarse por el compañero. Por eso el equipo de Costas fue el merecido ganador. Las lágrimas de Vietto por salir de la cancha se pueden asemejar a las de cualquiera de los hinchas que deben de dejar de jugar en el equipo que aman.
Eso fue este Racing. Fue levantarse y seguir, raspar y seguir, festejar y seguir. Esta vez Gabriel Arias tuvo poco trabajo, pero se amoldó a las necesidades. Marco Di Césare fue una muralla aún con el peso de jugar mucho tiempo amonestado. Santiago Quirós cumplió una regia labor en su primera final internacional disputada con la camiseta. Nazareno Colombo volvió a ser el que jugó ante Boca, el que hace olvidar por un ratito a Santiago Sosa. Los laterales fueron punzantes, aunque Martirena tuvo menos trabajo, Gabriel Rojas fue la clave para abrir la defensa rival.
Bruno Zuculini no tuvo un partido como si fuese un hincha. Directamente fue el verdadero hincha que pudo jugar esta final y lo hizo de manera excelente. Igual que Juan Nardoni, que cada día juega mejor. Garra y corazón son las palabras que mejor le quedan a esta dupla de mitad de cancha.
Maximiliano Salas volvió a hacer de las suyas: lucirse en partidos claves. Porque él siempre corre todas y se sacrifica. Pero esta vez lo hizo por vos, por mí y por todos los que lo estaban mirando. Fue clave una vez más para liquidar el partido. Demostró que está hecho para estos momentos.
Y arriba el mejor de todos. No es hincha, pero deja la piel por el club y por sus compañeros. Adrián Martínez todo el tiempo quiere hacer un gol y ganar. Y se nota. Le hicieron el penal para el primer gol y anotó el segundo de manera increíble. Creo que hasta ningún hincha soñó con hacer todo lo que hizo Maravilla con la celeste y blanca.
Esto fue Racing. Así, bien juntos y luchando ante todo y todos. Podrán patearnos la cara, pegarnos un codazo que este equipo se levantará y volverá a buscar el arco rival. Herido o no, siempre huele sangre hasta el final.
La Academia ganó con mucha autoridad. Ganó sin dejar dudas.
Ahora hay que viajar a Brasil a buscar el trofeo luego de 90 minutos. Se espera otra dura batalla. Pero estos jugadores ya lo tienen muy en claro: Así se juega una final… y van a buscar la gloria… Otra vez.